domingo, 10 de octubre de 2010

Juan Carlos

Un rey que en general no dice nada, y cuando lo hace, dice lo que al gobierno de turno le gusta, y cuando improvisa se equivoca.
Es un Estado mal montado. No es una cohesión de pueblos.
Es una Nación de mentira. Ni es Nación de Naciones, ni nación de estados y ni siquiera estado de naciones.
Es un conjunto de nacionalidades, regiones, y algunas comunidades inventadas, como La Rioja o Madrid.
Los poderes facticos son los grandes protagonistas. Se sigue con los jueces franquistas, con los militares del mismo signo. Con una Iglesia preconciliar. Rouco, y Cañizares, dándonos consejos morales patrióticos. Las banderas franquistas apoyan a las manifestaciones derechonas.
Seguimos con los mismos héroes, el Madrid y la lucha contra los nacionalismos periféricos, en beneficio del nacionalismo ultramontano centralista de los herederos franquistas.

No se rechaza el levantamiento militar de Franco, las atrocidades de una absurda guerra incivil, y de una posguerra con asesinatos del vencedor.

Recordamos que el pueblo vasco no votó a favor de la constitución, bien porque unos se abstuvieron y otros votaron negativamente, con una suma mucho mayor que los que dijeron que si.

La verdadera transición no ha empezado, siempre que se mantenga el espíritu del dictador en los ejércitos, en las fuerzas de seguridad, en los medios de comunicación, en la iglesia preconciliar y en la justicia al servicio de estos poderes. Todos ellos bajo el lema “Todo por la Patria”, ya que todo vale  y  el fin  justifica los medios sobre todo la unidad constitucional del reino.

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