viernes, 15 de octubre de 2010

La influencia del clero y los nobles


LA INFLUENCIA DEL CLERO Y LOS NOBLES.
Repasando la historia de los juegos de pelota vemos que los papas, los reyes y los nobles, jugaban a la pelota o bien lo recomendaban, aunque en otras épocas lo prohibían.

Jerusalén.
En la edad media hubo muchos caballeros obsesionados por los juegos de pelota entre ellos Ricardo Corazón de León, quien llegó a proponer al caudillo Saladino que dirimieran  sus cuestiones sobre la propiedad de Jerusalén con un partido de pelota.

Alejandro Magno, fue un buen jugador de pelota, y dijo:
La pelota es la tierra y yo soy el palo que la impulsa.
Aristonicus de Cariste, fue su entrenador, y los atenienses le hicieron un homenaje, con una gran estatua en reconocimiento a esa labor y al documento generado sobre el juego de pelota

Augusto en Roma no se privaba de jugar a pelota.
La práctica en Roma era universal, recomendada por médicos como un ejercicio saludable, y lo practicaba el pueblo, los senadores e incluso los Césares, destacando las actitudes de Vespasiano y Alejandro Severo, que incluso potenciaron los juegos de pelota con asociaciones y jugadores profesionales.

Los monjes jugaban en el siglo XI, a la pelota en los claustros de los monasterios.  

Respuesta al Courte Paume de los nobles y clero.
Desde un punto de vista sociológico, que la «courte paume» fue en su origen una modalidad privativa de la nobleza y el clero, en razón precisamente del lugar de juego: el tripot. El pueblo llano no tenía acceso a éstos. De aquí que surja como alternativa la «longue paume», en terreno común, a campo abierto y sin las complicaciones técnicas reglamentarias que la arquitectura de las salas cerradas comportaban. No es exacta, pues, la apreciación de algunos comentaristas que han mantenido la idea de que el juego de pelota estaba prohibido al pueblo y era privativo de nobles, caballeros y clérigos. Las frecuentes prohibiciones, tanto reales como eclesiásticas, demuestran, precisamente, que su práctica era común y estaba muy extendida en el tejido social. Estas prohibiciones surgen para atajar los frecuentes escándalos y excesos que con motivo de estos juegos se cometían.
En ocasiones, los decretos reales muestran la preocupación de algunos monarcas por el abandono de las artes guerreras que la práctica de estos ejercicios deportivos comportaba.
En el siglo XIV y en las variantes del Jeu de Paume, apreciamos estas influencias.
Así en el Ballhaus. Juego variante del jeu de paume, alemán, en el siglo XV, fue jugado por el emperador Fernando I y el Gran Duque Guillermo V y los aristócratas de la familia Turn und Taxis.
Otra variante era el Kaatsbaan, jugado en el siglo XV en Bélgica y Holanda, lo jugaba Filiberto, príncipe de Orange y .La Pallacorda, que en 1490, donde se veia la evidencia de la red por primera vez, se jugaba en palacios y casas, disputándose los encuentros con o sin raqueta, supongo que a mano, y era recomendado por el Papa, Julio II.

Los reyes de Castilla, Navarra y Francia ya se que tuvieron demasiados accidentes practicando el juego de la pelota.


Los reyes franceses.
A Francia le costaron tres reyes: Luís X y Francisco II, que murieron después de haber jugado, y el infortunado Carlos VIII, que se golpeó la frente contra una viga, que todavía muestran en el castillo de Ambroise, por haber querido ir apresuradamente al juego de pelota. Estos tres reyes fueron considerados como remarcables pelotaris. Al pueblo bajo se les prohibió el juego de pelota.
 Un cartel de 1540 rezaba "Bembenutto Cellini, escultor, con faja roja, se enfrentará a Francisco I, rey, con faja azul, esta tarde en el trinquete de Fontainebleau". Bien es cierto que en este momento se introduce la pala, que tendrá un largo futuro asociada a la pelota, cambiando la fisonomía del juego, ya que la dureza de la pelota hacia estragos en las manos de tan delicados deportistas. Más adelante, cuando cambia el orden social con la Revolución, el pueblo rechazará lo que identifica como un juego del enemigo.

Los reyes castellanos.
Los reyes y nobles castellanos, pendientes como siempre de las modas del otro lado de los Pirineos, se aficionan también a jugar a pelota, que es a lo largo de los siglos XV, XVI, XVII y XVIII el juego más practicado tanto por nobles como por el pueblo, destacando Felip y en la modalidad de pala. Calderón de la Barca escribe al respecto la Faresa famosa del juego de pelota y Goya pinta el conocido Juego de la pelota a pala.
Las limitaciones, multas y prohibiciones junto con la aparición de nuevos entretenimientos hacen que el juego de pelota vaya disminuyendo poco a poco hasta desaparecer de Cataluña, Castilla, Aragón y las Baleares a lo largo de los siglos XVIII y XIX.
Los nobles y reyes de Navarra.
1331. Felipe de Evreux, mandó construir una tribuna de madera a su carpintero Pedro Olaiz, en el claustro de Los Dominicos de Pamplona para presenciar un partido.
Obras en el Castillo de Olite, 1408, en el terrado para jugar a “peillota”.
6 de febrero de 1443, se exige pagar a Francés, halconero y a Echaez, para jugar a pelota, en el palacio Castillo de Sangüesa.
En 1519, El secretario Martín de Echaide, por orden del virrey,
elaboró un minucioso informe sobre el estado del edificio y la distribución
de sus diversas estancias. Al hablar de la zona del patio de armas, llamado La
Galería, señaló «los corredores sobre una plaça que juegan a la pelota». La
compra tuvo lugar el 4 de agosto de 1536 por 1.000 ducados de oro. Creemos
que, poco después, se construyó un trinquete, aunque también en dicho
paraje se siguió jugando a la pelota al aire libre.
Se jugaba en 1596 en el Castillo de Viana y en 1936 en el Palacio de Gollano, a pelota en sus entonces modalidades de pelota larga, juego largo, o al juego de con cuerda o de sobrecuerda.

En esta época -dice Blazy- nuestros intrépidos marinos iban a Inglaterra. En la historia de Enrique VII (1457-1509) aparece un spaniard del que no se da su nombre, al que el rey hizo un donativo de 100 libras como recompensa de lo bien que había jugado a la pelota. Es de creer que este juego se practicaba no solamente en las Islas Británicas sino también en la Península Ibérica, pues

Jugar a la pelota era una de las pasiones del rey de Navarra, Enrique III y IV de Francia (1572-1610) aleccionado por su madre la reina también de Navarra doña Juana de Albret. Y es bien sabido que en su castillo de Pau jugaba en el frontón construido en su lado derecho. En este mismo siglo existía un trinquete en Sangüesa y se sabe que se jugaba a «pelota de viento» o «pelota gruesa» en Corella.

Las prohibiciones.
Repasando la historia vemos que los juegos de pelota vasca han sido muchas veces prohibidos, tanto en tierras vascas como en América e incluso en la pelota valenciana. Muchos obispos y  religiosos la consideraban inmoral, por sus apuestas, incluso antihigienica, y cuando los españoles conquistaron América, el juego de pelota precolombino e intentado que el cristianismo se impusiera, tambien lo hicieron, al considerarlo de un rito pecaminoso.

Los curas pelotaris.
 Marcaron una época casi de leyenda en la historia de la pelota. Iribarren, el cura de  Lesaka. Gamio, de Ziga, Zenón Etxaide, Fermín Etxebarria, y José Aguirre, el gran cura Laba de Markina, el cura Zurdo, Miguel Iturralde,” el cura de Berroeta”.


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